Todas las especies poseen látex, un líquido blanco, espeso y pegajoso que circula a través de canales propios por toda la planta. Entre otras cosas, sirve para diferenciar las euforbias cactiformes de los auténticos cactus, ya que éstos no tienen látex. Su composición química varía entre las diferentes especies, siendo en la mayoría muy tóxico. Antiguamente se empleó en pequeñas cantidades como purgante, una práctica bastante peligrosa, hoy en desuso. En África se sigue utilizando exteriormente para calmar dolores, incluso los de muelas, ya que actúa como analgésico interrumpiendo la transmisión neuronal, aunque su eficacia es muy dudosa, sobre todo por sus propiedades corrosivas y cáusticas. El látex de muchas euforbias contiene una gran cantidad de terpenos, que son hidrocarburos de cadena larga susceptibles de ser transformados en petróleo. A mediados del siglo pasado, químicos franceses demostraron que con los 10.000 litros de látex que produce una hectárea de Euphorbia resinifera, se podían obtener hasta tres toneladas de combustible convencional. Como es lógico, ese estudio provocó reacciones de diferente índole. Algunos científicos se declararon fervientes partidarios de las llamadas “petroplantas”, una alternativa real a los combustibles fósiles que, antes o después, se agotarán. Otros, por el contrario, manifestaron claramente su oposición, argumentando que se destruirían grandes ecosistemas naturales a cambio de unos pocos miles de barriles de petróleo.
En medio de esta polémica, incluso hubo en Canarias algunas personas que propusieron explotar el látex de nuestras tabaibas y cardones, plantas que, en su opinión, no servían para nada y abundaban especialmente en las regiones áridas y despobladas, por aquel entonces, del sur de las Islas. Aunque se ha seguido investigando en el tema, parece que el coste de barril proporcionado por petroplantas cultivadas de este género, sobre todo Euphorbia tirucallis y Euphorbia lathyris, sigue siendo superior al del combustible fósil. En la actualidad, el mayor interés comercial lo tienen algunas euforbias como plantas ornamentales, tanto por su belleza como por su fácil cultivo. Entre las más conocidas se encuentran la flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima), la corona de Cristo (Euphorbia splendens) o la euforbia cactus (Euphorbia candelabrum).